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Tema de la Semana: Banco Ahorro FAMSA, Génesis de una Quiebra

Actualizado: 11 jul 2020


Coordinador: Guillermo Saldaña Caballero



Definición de Banca Múltiple

Una de las noticias financieras que más han llamado la atención en las últimas semanas es la revocación para organizarse y operar como Institución de Banca Múltiple al Banco Ahorro FAMSA (BAFAMSA), por parte de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV). El indicador fehaciente que llevó a esta revocación fue que BAFAMSA presentó a junio un índice de capitalización (capital neto a activos sujetos a riesgo) negativo de 6.02%. En México para que un banco opere se requiere de un índice de capitalización (ICAP) de 10.5%, mayor al 8% que recomienda el Comité Bancario de Basilea.

Para entender qué es un banco y cómo se genera una quiebra es importante, en primer término, definir que es la banca múltiple. Conviene, en este sentido, citar textualmente la página oficial del Gobierno mexicano: “La función de banca y crédito que las instituciones de banca múltiple proporcionan a sus clientes consiste en captar los recursos dispersos en la economía, conjuntarlos en ahorro y canalizarlos en forma de financiamiento (créditos) hacia individuos o empresas que generen valor agregado en la economía”. https://www.gob.mx/cnbv/acciones-y-programas/la-banca-multiple-en-el-sistema-bancario-mexicano

Un banco, en consecuencia, es un intermediario financiero: por un lado, recibe y tiene en custodia depósitos de los ahorradores y por el otro, otorga préstamos utilizando esos mismos recursos. De una manera simple, ello lleva a establecer que la utilidad de un banco se deriva de su margen financiero, es decir, de la diferencia existente entre lo que cobra a los clientes que solicitan préstamos para invertir o consumir y lo que paga a los ahorradores por sus depósitos.

Los bancos, bajo la perspectiva de mayor utilidad, concentran su operación en aquellos créditos que les proporcionan el más alto margen financiero, aun cuando sean activos con mayor riesgo; entendiendo como riesgo a la probabilidad de no recuperar el capital del crédito otorgado. Los créditos al consumo (tarjetas bancarias) son los que generan un mayor margen debido a los intereses y comisiones que se cobran, lo que hace comprensible la expansión inusitada en las últimas décadas de este tipo de financiamientos mediante plásticos.

Si bien el diferencial entre las tasas activas y pasivas, generan el margen financiero natural del negocio bancario, debe destacarse que en México el 30% de los ingresos bancarios provienen de las comisiones bancarias. Es decir, estamos ante un sistema bancario que genera altos costos para los usuarios.

La función de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV)

El sistema bancario mexicano es regulado por el Estado mexicano, con dos propósitos básicos: que su funcionamiento impulse los procesos de ahorro, consumo e inversión necesarios para el crecimiento económico del país y propiciar su correcta operación para generar certidumbre y proteger la recuperación de recursos de los ahorradores. Además, la conducción operativa de un banco debe respetar el marco constitucional y legal.

Los bancos para poder operar requieren de la autorización del Gobierno Federal, a través de la CNBV, previa opinión favorable del Banco de México. En este contexto, también son objeto de revocación si incumplen con las premisas contables y administrativas que permiten una operación sana y segura. La CNBV es el órgano facultado para la supervisión de las instituciones de banca múltiple, para lo cual establece un índice de capitalización, además de un conjunto de indicadores financieros, a efecto de medir los riesgos potenciales de insolvencia y ajustar su operación con medidas preventivas y correctivas, o, prudenciales.

Con la revocación de BAFAMSA, actualmente el sector de la Banca Múltiple queda integrado por 50 bancos, bajo la supervisión de la CNBV con base en el sistema prudencial de riesgos. La responsabilidad del organismo es mayúscula, ya que debe hacer un seguimiento puntual de cada una de las instituciones de banca múltiple, medir el riesgo de insolvencia y evitar el deterioro del activo básico (la cartera de créditos) para asegurar el índice de capitalización exigible. Dentro de este contexto institucional, siempre queda la duda de si un banco se hace insolvente o quiebra por falta de supervisión de la CNBV, o más bien, porque su supervisión fue insuficiente. https://www.gob.mx/cnbv/acciones-y-programas/banca-multiple

Para entender cómo se genera la quiebra de un banco se debe tomar en cuenta si ello obedece a condiciones macroeconómicas inadecuadas o al ámbito de operación de las instituciones bancarias. Al respecto las autoridades financieras, particularmente la CNBV, han hecho hincapié en que la insolvencia de BAFAMSA no se deriva de la parálisis pandémica, sino a problemas operativos que se han venido observando desde 2016. Ante esta aseveración, surge una gran interrogante: ¿por qué no adoptaron las medidas preventivas y correctivas antes?

Lo señalado por los funcionarios de la CNBV lleva a concluir que la quiebra de BAFAMSA provino por el lado de su balance, particularmente del deterioro de sus activos en riesgo, esto es, de su cartera de créditos. El organismo asegura que hubo también operaciones contables irregulares. El presidente de la CNBV hizo la siguiente declaración: “El banco registraba algunos financiamientos a personas relacionadas a Grupo Famsa, no los registraba como créditos, sino como cuentas por cobrar, y al no registrarlos como créditos evadía la regulación de las consideraciones contables de la cartera de créditos, y notablemente las reservas crediticias que deben tener los bancos para afrontar pérdidas esperadas por sus créditos”.

¿Es cierto que BAFAMSA presentaba problemas financieros desde 2016? En el “Boletín de análisis financiero y estadístico de la CNBV” se registró a diciembre de ese año un índice de capitalización (ICAP) de 12.22%; es decir, rebasaba al 10.5% exigido por la regulación mexicana para que un banco pueda operar.

Un análisis más a fondo permite evidenciar que, en efecto, existían signos preocupantes: el resultado neto en relación con los activos totales (ROA) y con respecto al capital contable (ROE) eran bajos, 0.5% y 3.84%, respectivamente; el índice de morosidad (cartera vencida a cartera total) era de 12.12%; las provisiones preventivas sobre su cartera total (o pérdidas esperadas) representaban el 13.38%; la proporción de la cartera de riesgo medio a máximo era de 33.07% y la cartera calificada como irrecuperable significaba el 15.1% de su cartera total.

Con el propósito de comprender estos números en torno a la calidad y el deterioro de la cartera de BAFAMSA conviene hacer las siguientes precisiones:

Primera, por disposición de la CNBV todas las instituciones realizan trimestralmente un ejercicio de calificación (valuación) de cartera. Esta valuación se realiza considerando tres capítulos: uno, la probabilidad de incumplimiento (morosidad); dos, la exposición del riesgo (monto del adeudo en riesgo); y tres, la severidad de la pérdida (margen de cobertura de las garantías o seguridad financiera). De modo que cada uno de los créditos que integran la cartera de los bancos cuentan con un nivel de riesgo: mínimo, bajo, medio, alto o irrecuperable.

Segunda, por cada nivel de riesgo se crean provisiones preventivas (reservas) que van del 0.5 a 1% si el riesgo es mínimo a 100% en caso de tratarse de un crédito irrecuperable. Las provisiones preventivas significan una pérdida esperada; de esta forma cada crédito al presentar un nivel de riesgo debe contar contablemente con un nivel de reservas que proteja posibles incumplimientos.

Tercera, las provisiones preventivas afectan el valor total contable de la cartera. En diciembre de 2016, la cartera neta (saldo contable menos reservas) de BAFAMSA ascendía a 12,281 millones de pesos, ello reflejaba una pérdida de 13.38% con respecto a la cartera total (14,179 millones de pesos). Contablemente toda reserva disminuye el valor de la cartera de créditos (activos financieros en riesgo) y con ello, la posición de los activos totales. Existe así un efecto en cadena, porque un menor monto de activos lleva, generalmente, a una menor proporción de capital contable. Si el deterioro es continúo, existe un efecto severo en los niveles de capitalización de las entidades financieras.

A abril de 2020, en el Boletín de la CNBV el índice de capitalización de BAFAMSA fue de 10.51%; es decir, 0.01% más con respecto al índice de capitalización permitido. No obstante, los indicadores y cifras en abril mostraban una situación alarmante: los resultados sobre los activos totales (ROA) y el capital contable (ROE) eran negativos, -0.82 y -6.35%; el índice de morosidad se ubicaba en 16.99%; las provisiones preventivas (pérdida esperada) representaban 21.48% de la cartera total; la cartera de riesgo medio a máximo sumaba 48.45% de su cartera total y el índice de la cartera irrecuperable era de 22.55%.

La obviedad es que desde 2016 hubo un deterioro del capital y de los activos en riesgo del BAFAMSA, pero no queda claro porque hubo un deterioro repentino del índice de capitalización del Banco de 10.51% a -6.02%, en sólo dos meses, de abril a junio. Para explicar lo anterior conviene resaltar el núcleo sustantivo de la declaración del presidente de la CNBV: “El banco registraba algunos financiamientos a personas relacionadas a Grupo Famsa…como cuentas por cobrar, y …evadía (constituir) reservas crediticias …para afrontar pérdidas esperadas por sus créditos”. La eliminación de estas cuentas por cobrar y su reubicación como activos en riesgo (cartera de créditos), con una asignación de reservas al 100%, por tratarse fehacientemente de operaciones irregulares, disminuyeron considerablemente los activos de la institución, llevando a una posición deficitaria al capital contable.

Incluso, se dice que en los créditos otorgados a personas relacionadas con Grupo FAMSA, existían garantías inexistentes o hipotecas pendientes de pagar. Bajo esta circunstancia el margen de seguridad o cobertura financiera era nulo y evidentemente el ocultamiento de probables pérdidas respondía a una estrategia deliberada de "engañar" al organismo supervisor.

Se hace evidente, entonces, que las cifras que reportaba BAFAMSA eran falsas porque los activos financieros en riesgo (cartera de créditos) no eran valuados en su totalidad. Mediante su simulación como “cuentas por cobrar” había una subestimación tanto del riesgo crediticio, como de las provisiones preventivas que se tenían que constituir, con lo cual las pérdidas esperadas de esta institución bancaria eran inferiores a las que se debían registrar.

Sobre las operaciones de BAFAMSA hay muchos temas que esclarecer. ¿Si, en efecto, había indicios de que el Banco arrastraba problemas financieros, cómo explicar que el Banco de Comercio Exterior (BANCOMEXT), en 2017, le haya abierto una línea de crédito por 2 mil 634 millones de pesos para refinanciar una parte significativa de sus pasivos en el exterior? ¿Sobre qué bases se otorgó esta línea de crédito y qué margen de seguridad financiera se le exigió a BAFAMSA? Para pensarse.

BAFAMSA era un banco minúsculo, sus activos participaban con el 0.43% de los activos totales de la Banca Múltiple; la cartera de créditos aportaba el 0.47% de la cartera total y el 0.51% del capital contable de la banca comercial (CNBV, diciembre de 2019). Es decir, no era un banco de importancia sistémica, cuya quiebra pudiera afectar la estabilidad del sistema financiero o de la economía del país.

Aun así, preocupan dos aspectos: uno, que BAFAMSA era una institución financiera especializada en préstamos para personas de menores ingresos y su modelo de negocio dependía de las ventas a crédito de las tiendas FAMSA; y dos, que la mayor parte de sus depositantes eran pequeños ahorradores. Ambas características, han llevado a pensar que bancos con modelos de negocio similares podrían presentar problemas financieros o de descapitalización, entre ellos, Banco Azteca y BanCoppel.

Queda cómo una acción impostergable del Estado restituir la confianza de los ahorradores, particularmente, de los pequeños ahorradores, ante la quiebra de un banco que tiene como población objetivo a los sectores sociales de bajos y medianos ingresos. Otra medida impostergable surge de una duda: ¿cómo es posible que durante un periodo de cinco años (o tal vez más) el organismo supervisor, la CNBV, no se haya dado cuenta de las simulaciones en la operación de BAFAMSA?; esto hace necesario adecuar y fortalecer la supervisión bancaria, tanto en el seguimiento como en la adopción de medidas preventivas y correctivas para aquellos bancos que se articulan a grupos cuyo modelo de negocio es la venta a crédito de sus tiendas.

El papel de Instituto para la Protección al Ahorro Bancario (IPAB)

Para entender la función del IPAB, vale la pena citar textualmente a la página oficial del Gobierno mexicano: “El Instituto de Protección al Ahorro Bancario (IPAB) está obligado a cubrir a los ahorradores e inversionistas bancarios, en caso de que algún banco llegara a presentar problemas financieros, un monto de hasta 400 mil unidades de inversión (Udis) por persona física o moral y por banco”.

A efecto de salvaguardar los intereses de los 580,744 ahorradores, el Instituto para la Protección del Ahorro Bancario (IPAB) ha emitido un boletín indicando que: “Los ahorradores de Banco Ahorro Famsa pueden tener la confianza de que sus depósitos están protegidos hasta por 400 mil UDIs, que al día de la revocación equivalen a $2,578,066.40”. Se estima que no habrá mayor afectación para los ahorradores porque el 88% de los clientes tienen cuentas con saldos inferiores a $9,000.00; en general, en el 12% adicional tampoco se prevén pérdidas para el público ahorrador porque la población con la que operaba el banco era de pequeños ahorradores.

Pese a ello, la liquidación de BAFAMSA requerirá que el IPAB consuma el 39% de su fondo de protección para ahorradores, que hoy alcanza 61 mil millones de pesos. ¿Pero qué pasaría si quebraran otros bancos? El riesgo que se registre una insolvencia para cubrir depósitos ante otras quiebras pareciera no existir: primero, porque la CNBV ha señalado que no existen otras instituciones de banca múltiple que presenten el estrés financiero y contable de BAFAMSA; y dos, porque no debe olvidarse que a los bancos de importancia sistémica se les requiere de un suplemento adicional de capital.

Los bancos de importancia sistémica en México de acuerdo con la CNBV son: BBVA Bancomer, Santander, Citibanamex, Banorte, HSBC y Scotiabank. En abril, BBVA Bancomer tenía un Índice de Capitalización (ICAP) de 15.44%; Santander de 15.84%; Citibanamex de 14.10%; Banorte de 19.48%; HSBC de 13.33% y Scotiabank de 13.10%. Es decir, todas estas instituciones de banca múltiple rebasaban no sólo el mínimo regulatorio de 10.5%, sino el complemento que les exigió la CNBV para evitar una posible quiebra.

Desde luego, preocupa que se utilicen recursos públicos para la liquidación de BAFAMSA, pero hay que señalar que las autoridades de la SHCP han aclarado que la devolución de los depósitos de los ahorradores procede del dinero que aportan los bancos al IPAB para estas contingencias. El aspecto sustantivo es que se está protegiendo a pequeños ahorradores, en un sistema económico, como el nuestro, que le tiene que dar importancia al ahorro que proviene de sus amplios estratos sociales de bajos y medianos ingresos.

En el IPAB hay dinero público, en el Presupuesto de Egresos 2020 el Congreso le asignó 43 mil 330 millones de pesos para su operación; dicho monto no resulta suficiente para que la deuda baje y casi siempre sólo alcanza para cubrir los intereses. Si no existiera la aportación de los bancos para posibles contingencias, por la liquidación de BAFAMSA se tendría una presión adicional sobre las finanzas públicas del orden de 24 mil millones de pesos.

Existe, sí, un lastre adquirido por el rescate bancario durante la administración del expresidente Ernesto Zedillo, (FOBAPROA). La deuda pública ascendía, a finales de 2019, por este concepto a 1 billón 058 mil 567 millones, asimismo, se estima que esta deuda crece a un ritmo de 97 millones 500 mil pesos diarios. Sin embargo, hay que ser claro, con la liquidación de BAFAMSA no se trata de rescatar a los banqueros, sino a los ahorradores, en este caso, a pequeños y medianos ahorradores.

El tema del rescate a los ahorradores no debería ser motivo de politización alguna, porque además de que el IPAB ha publicado un boletín donde claramente asegura la devolución de los ahorros hasta por 400 mil UDIs, se cuenta con la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (CONDUSEF), que es la autoridad competente para conocer las quejas o reclamaciones de los usuarios en contra de las instituciones financieras en donde tienen depositadas sus cuentas.

Carecen de sentido las manifestaciones de algunos partidos y organizaciones políticas que han expresado que “con el fin de que los ahorradores puedan recuperar su dinero, brindará asesoría legal y financiera gratuita a los 580,774 usuarios de BAFAMSA”; así como los servicios que ofrece el extitular de la CONDUSEF, Mario Di Costanzo. Ello porque la devolución de los ahorros está garantizada y porque existe un conducto institucional para, en su caso, hacer las quejas y denuncias correspondientes.

La liquidación debería llevar a la indemnización de los trabajadores de las 304 sucursales que tenía BAFAMSA en 26 estados de la república; sin embargo, grupo FAMSA ha asegurado que conservará a estos empleados, reorientado sus actividades a las de recuperación de cartera. Aun así, es importante que las autoridades federales, la SHCP y Secretaría del Trabajo, aclaren la situación laboral de los empleados, más por las condiciones de desempleo que enfrenta el país en esta crisis pandémica.

Lo más importantes, tal como lo señala la página oficial del Gobierno mexicano es que “se (fomenté) el ahorro en todos los sectores y regiones de la República Mexicana y su adecuada canalización (crediticia), con apego a sanas prácticas y usos bancarios”. El sistema de banca múltiple debe ser un detonador del desarrollo económico del país y generar la confianza de quienes depositan sus ahorros en estas instituciones.

 

(*) La Ekonosphera:

Juan Alberto Equihua Zamora.

Luis Miguel Galindo Paliza.

José Eduardo Esquivel Ancona.

Arturo Urióstegui Palacios.

Gildardo Cilia López.

Guadalupe Martínez Coria


Coordinador: Guillermo Saldaña Caballero.



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