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Un hombre padeció ceguera por retinosis pigmentaria por 40 años, pero recuperó la vista gracias a una terapia genética innovadora.

Para muchos la noticia de que los virus pueden servirnos como instrumento de la ingeniería genética puede caernos de sorpresa. Hasta ahora no parecen más que bicho que nos trastornan y dañan. Enemigos a combatir a muerte. Esta nota sugiere otra cosa. La opción de corregir puntualmente "errores" genéticos en organismos en el transcurso de su vida y aliviar padecimientos. En esta nota es la ceguera. Pero el universo de lo que está determinado por los genes es enorme. Va desde afecciones degenerativas, como ésta, pasa por una infinidad de otras, como el cáncer y quizás termina en la reposición de órganos perdidos y dañados. O mejor aún, el mejoramiento de los que ya tenemos. La fantasía parece no tener límites aquí. Por lo menos, no en el plano técnico y de lo posible.