top of page

Pregúntale a la Economía

Público·6 miembros

¿Realmente hace falta un indicador que sustituya al PIB?


El Premio Nobel Joseph Stiglitz pide al mundo trascender al PIB y “medir preocupaciones sociales” (https://www.sinembargo.mx/19-06-2020/3808116).


AMLO trabaja en nuevo índice que mida ‘felicidad del pueblo’ (https://www.forbes.com.mx/politica-amlo-trabaja-en-nuevo-indice-que-mida-felicidad-del-pueblo/)


Es correcto que desde el mexicano (y no-economista) López Obrador, hasta el premio Nobel de economía Joseph Stiglitz ahora parecen haberse puesto de acuerdo para proponer e impulsar otro indicador que jubile al viejo Producto Interno Bruto o PIB. En realidad, no hay ningún acuerdo, por mucho que lo sugiera la coincidencia en el tiempo y quizás un poco lo que circula en medios de comunicación. Stiglitz aspira directamente a mejorar la medición del bienestar de una economía. Un concepto que ya es objeto de estudio de la teoría económica. Por su parte, el Sr López Obrador busca proponer una medida de la felicidad.

Lo primero que debe aclararse, es el objeto que se pretende medir y el uso que tendrá esa medición. El PIB mide directamente el volumen de la producción de bienes y servicios destinados a la demanda final (consumo) durante un lapso determinado, usualmente un año. Este dato nos permite observar el resultado de la actividad económica, analizar los factores que la afectan e imaginar políticas para gestionarla. Por ejemplo, con propósitos anticíclicos.

A Stiglizt quizás no sea que pretenda sustituir el PIB, sino que le gustaría contar con mediciones más directas y representativas del bienestar. Un concepto este, que podría considerarse el fin último de la economía; pero que carece de indicadores directos que permitan formalizar mejor su análisis teórico y el desarrollo de políticas correspondientes.

En el caso del Sr. López Obrador es más difícil imaginar sus motivaciones. Podría sospecharse que el PIB no le gusta, porque los datos que se han registrado en el inicio de su gestión son desfavorables. Parece que el cree que los mexicanos realmente ahora son o están más felices. Pero desafortunadamente, no hay números que lo documenten y contrasten con el mal desempeño económico que indican los datos del PIB.

Independientemente de las bases d estos personajes para criticar al PIB y proponer la necesidad de mediciones alternativas, es posible aportar aquí algunas notas para la discusión:

1) Aunque la idea de la felicidad no tiene a la fecha lugar en la teoría económica. La satisfacción y la utilidad sí. Y puede ser que se acerquen a la idea de felicidad. La teoría del consumidor reconoce que las personas consumen bienes y servicios que les permiten satisfacer necesidades; por lo que obtienen una “utilidad”. Incluso se llegó a pensar en una unidad como “útiles”, que mediría la utilidad que experimenta una persona al consumir bienes y servicios para satisfacer sus necesidades. No es más que una posibilidad teórica. Lo único que en este contexto queda como observable es la capacidad del consumidor para preferir unas combinaciones de bienes y servicios sobre otras. Poder ordenar sus preferencias es lo único que necesita la teoría del consumidor para poder entender su racionalidad y explicar la demanda en los mercados.

2) La satisfacción, la utilidad y la felicidad son conceptos cuya definición y entendimiento no permite su cuantificación razonable. Por lo menos con nuestras posibilidades tecnológicas actuales. Las tres son experiencias subjetivas, sujetas a la idiosincrasia de cada individuo. Para imaginar mediciones razonablemente precisas, requerirá que entendamos, por ejemplo, como se genera la experiencia de felicidad en una mente u organismo. Entonces, quizás acabaríamos midiendo sinapsis o cierta actividad en el cerebro, o bien la secreción de ciertas hormonas o encimas que indiquen con precisión, cuan feliz es una persona. Sólo entonces es que podríamos pensar científicamente en alguna medición de variables como la felicidad.

3) En descargo del PIB debe reconocerse que su propósito es dimensionar la actividad económica; o sea lo que como sociedad hacemos para producir y distribuir bienes y servicios. Es una función que ha venido cumpliendo aceptablemente bien. Quizás, más que cuestionar la utilidad del PIB, lo que nos hace falta es entender mejor, cómo una economía se puede preparar mejor ante riesgos inciertos; como la pandemia actual. Hasta ahora parece que invertir en medidas precautorias es un lujo que sólo los ricos pueden darse. También a nivel país. Mientras que países como Alemania y Japón cuentan con recursos abundantes para atender un incremento abrupto de enfermos graves, otros países como México no tienen la capacidad de aplicar masiva y extensamente pruebas en la población, por lo que quedan obligados a gestionar el reto sanitario con información insuficiente. La pregunta que queda es: ¿cómo optimizar la inversión para prepararse contra eventos inciertos pero posibles? Este es el caso de elegir entre los recursos dedicados a solventar las necesidades presentas y ciertas o aplicarlos para construir reservas e infraestructura inútil hoy, pero que podría resultar muy útil en el caso incierto de una emergencia. Por cierto, no está claro, como es que un indicador alterno al PIB podría ayudarnos mejor para conducir estos análisis, generar conclusiones más útiles y, sobre todo, desarrollar mejores medidas de política económica y tomar decisiones más acertadas.

Acerca de

Este espacio está dedicado a la audiencia de cualquier orige...

  • Mail icono

©2022 por Ekonosphera. Creada con Wix.com

bottom of page