Paisaje y resonancia (Mi padre y Chiautla)
- Gildardo Cilia López

- 24 jul
- 2 Min. de lectura
Gildardo Cilia López

Algún día, asombrado,
alguien dirá que no fue cierto,
que no pudo ser cierto;
negarán nuestra historia,
reiterarán que dioses y titanes no han existido:
¡que jamás existirán!
Y la tierra se conmoverá,
inquieta se estremecerá,
y del universo arribarán centellas
de almas luminosas
y resonará tu nombre,
hombre de fuego,
de hazañas cotidianas.
Entonces, sólo entonces,
el incrédulo evocará el pasado
y de las montañas eternas,
de las hondonadas profundas,
de esos laberintos acústicos,
surgirá el eco creador de tus palabras.
Y del silencio
resonará de nueva cuenta
tu voz amorosa, fulminante y de profeta.
Y el paisaje milenario te evocará,
escultor de piedras volcánicas
y de los surcos sedientos
germinarán semillas de frutos esforzados
y de los matorrales, entre coronas de espinas,
brotarán flores coloridas de sangre viva,
que inspiran pasión, con agridulce melancolía.
Algún día,
se disiparán las dudas
y nunca más habrá espacios silentes.
En tu honor entonarán melodías
aves canoras, divinas hadas policromadas,
alondras y golondrinas;
y el viento traerá estrofas sonoras,
repicarán las campanas,
en el templo, faro de espejos,
rosa de los vientos,
de tu pueblo santo: Chiautla
Algún día,
las huellas de tus pasos,
murmullos del pasado,
levantarán polvo de oro
y arenas de filigrana.
Y una flor de Colima, semilla prodigiosa,
le dará vida a tu corazón,
y otra vez renacerá tu alma,
generosa y colmenera,
y florecerá tu conciencia mística,
forjadora de esperanzas.
Y entonces, sólo entonces,
resplandecerá el cielo con luces fosforescentes
y diásporas de colores.
Y en el paisaje granítico,
tan férreo como tú carácter,
como tu voluntad y tus huesos,
crecerán árboles sabinos,
eternos ancianos,
de raíces inquebrantables manantiales de savia y agua.
Y tú energía acallará nuestras quejas,
aminorará nuestras fatigas,
porque somos ramas
de las raíces de tu vida.
Algún día,
el paisaje se moldeará de tus sueños
y de tus luminosas quimeras
único ser mío, creador de mis mitos
y de mis palabras.
Y convergerán nuestros destinos
y de nuestras cenizas
surgirán espíritus que declamarán, nostálgicos,
versos sobre héroes esforzados
y rimas de poetas taciturnos.
Y caminaremos juntos,
orador peregrino,
trazando sobre surcos
tortuosos e inhóspitos
nuevos caminos
y dibujaremos siluetas,
en medio de contornos trascendentes,
y entonces, sólo entonces,
se entenderá que el paisaje
es obra de hombres
curtidos con corolas del sol
y partículas de lodo
que laceran el rostro.
Algún día (Padre)
retrocederán las manecillas del universo…





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