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La crisis eléctrica en España. Un ejemplo que no se debe seguir

Gildardo Cilia, Alberto Equihua, Guillermo Saldaña y Eduardo Esquivel


Central hidroeléctrica de Aldeadávila (Salamanca, España)

Es la hora de opinar


Insistir en lo mismo, no es más que un principio de negación ante una realidad concreta. Hacia el futuro, desde luego, hay que pensar en la sustentabilidad; en un mundo que funcione con energías limpias y en ir eliminando progresivamente todo lo que contamina al aire, particularmente, el dióxido de carbono (CO2). Tenemos que conservar el hábitat; de eso depende la sobrevivencia de las futuras generaciones.


El dilema es que todavía ningún país en el mundo puede operar únicamente con energías limpias. Aún no se ha llegado a ese punto. El plano real es cómo hacer para contar con energía suficiente y al mismo tiempo sustituir las energías contaminantes por energías limpias, sin afectar el consumo de los casi 8,000 millones de habitantes del planeta.


El 13 de octubre, en el programa “Es la hora de opinar”, conducido por Leo Zuckerman, se habló sobre la Iniciativa de reforma eléctrica del actual gobierno. El especialista Alonso Romero, aclaró que naturalmente la Comisión Federal de Electricidad (CFE) ha ejercido un monopolio en la transmisión y distribución de la energía eléctrica y que ello nunca ha sido cuestionado. El cuestionamiento, más bien, se centra en el tema de la generación de la energía eléctrica.


Si bien el concepto de monopolio es claro, queda la pregunta: ¿Cuánto debe dominar un oferente en el mercado para calificarlo como monopolio? Y aquí hay un espacio amplio para debatir y diferir. Hay quien piensa que la generación de 54% determinada para la CFE no es suficiente para calificar una posición monopólica. Del otro lado, hay quien considera que la cobertura de más del 50% en la producción de energía eléctrica inhibe la presencia de particulares y actúa en contra de los criterios de la libre competencia.


Esta discusión pudiera ser interminable, pero lo que más nos interesó del programa de Zuckerman es la idea de que los entes privados son los que generan la electricidad más barata; ello comparativamente con la que produce la CFE. Ahí es donde se debe establecer un contexto, porque lo verdaderamente significativo es el “precio por la luz” que paga el consumidor.


La crisis en España


Sin ambages, hay que decir que lo más conveniente es la electricidad que generan las energías limpias, las que provienen del viento (eólica) o de la luz solar; también por provenir de fuentes naturales suelen resultar las más baratas. No obstante, hay que pensar en la suficiencia con respecto a la demanda de electricidad. En la mayoría de los países del mundo y en México, el costo de la luz resulta de una ponderación de precios de energías limpias y baratas y de otras que no lo son por la emisión de partículas contaminantes, además de resultar las más caras. Así, entre menos cobertura tengan las energías limpias más cara serán las facturas que se cobran por el uso de la electricidad.


No hay nada más caro de lo que no se tiene y hasta ahora, las energías limpias tienen la característica de ser intermitentes; de modo que ante condiciones climáticas o meteorológicas adversas (sin viento o con poca luz solar), la generación de electricidad por estos medios se reduce hasta hacerse marginal; lo que conlleva a utilizar en forma abundante fuentes más caras. El caso de España es ejemplar y vale la pena puntualizar sus problemas:

  • Durante los meses de verano, prácticamente no hubo vientos; lo que llevó a una baja generación eólica.

  • El Sol en su apogeo no pudo ser aprovechado por la carencia de instalaciones solares.

  • Tanto la energía eólica como la solar, además de ser intermitentes, plantean la necesidad de almacenarlas, algo que a la fecha no es practicable por razones técnicas, ecológicas o financieras. De modo que su uso para fines prácticos sólo es aprovechable en el momento mismo de su generación.

  • España no cuenta con suficiente agua e infraestructura para generar la energía hidroeléctrica que requiere y las centrales hidráulicas que existen se encuentran concentradas en pocas empresas.

  • El incremento en las temperaturas y el uso de ventiladores y de aires acondicionados, propició un repunte significativo de la demanda.

  • Durante 2021, hubo un alto costo de gas natural, uno de los combustibles fósiles que se utilizan para generar electricidad. En mayo, por ejemplo, su cotización fue mayor en 400%, con respecto al mismo mes del año anterior. Esto se derivó de la temporada de invierno 2020, que hizo disminuir las reservas de gas hasta en 30%.

  • El uso de gas natural genera un costo adicional, ya que la Unión Europea impone derechos por desprendimiento de CO2. Estos costos por emisión subieron de 30 a 60 euros en sólo seis meses.

Como es natural, los más golpeados son alrededor de 11 millones de hogares de pequeños consumidores, mismo que se someten a un precio voluntario. El costo de la luz ha llegado a más de 130 euros por megavatio por hora, el triple de lo que se observaba el año pasado. Más allá del fin loable de fomentar el ahorro energético, lo cierto es que el incremento en el precio de la luz llevó a establecer horarios discriminatorios para el estrato mayoritario de pequeños consumidores, con el propósito de que pudieran soportar las “descargas tarifarias”:


Horas punta, las más caras y que coinciden con el más alto gasto energética, que va de 10.00 a 14.00 horas y de 18.00 a 22.00 horas.

Horas llanas, las de precio medio y que tienen dos diferentes segmentos de horario: de las 8.00 a las 10.00 horas y de las 14.00 a las 18.00 horas

Horas valle, las que cuenten con tarifas más bajas y que van de 00.00 hasta las 8.00 horas.


De modo que hay que tener el reloj en mano, atender los horarios tarifarios y no dormir en las noches si se quiere tener una tarifa accesible a los bolsillos. Los inconvenientes se sentirán inmediatamente para quienes trabajan en casa, pero la peor de las desgracias es que llega un invierno que se pronostica como muy crudo. ¿Cómo le van a hacer para no utilizar la calefacción, en el segmento de horarios punta, que va de las 18:00 a las 22:00 horas? La discriminación de horarios no va a llevar a una verdadera solución: o pagas tarifas altas o te mueres de frío.


El oligopolio en España


Nada ha sido más criticado en España que la estructura oligopólica de la industria eléctrica y la poca solidaridad que han tenido las grandes empresas para amortiguar o para dar solución al problema tarifario de la electricidad; pese a que se sabe que alrededor de 11 millones de hogares viven en una situación de enorme estrés energético.


La ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, declaró que las empresas hidroeléctricas han mostrado poca empatía social. Es decir, no le atribuye el incremento tarifario al aumento de los costos de gas o al pago de derechos por emisión del CO2, sino a los fines de lucro de las empresas que controlan la energía hidráulica.


En España, el mercado está dominado por pocos oferentes o empresas generadoras de electricidad: el 81% lo concentran las empresas Iberdrola, Endesa y Naturgy. Estas tres, también, tienen el control de la producción hidroeléctrica: Iberdrola participa con 57% de la producción; Endesa con 28% y Naturgy con 11%.


Las autoridades españolas y los analistas económicos han señalado que aun cuando ha subido considerablemente el precio del gas y el pago de derechos por la emisión de CO2, los incrementos de las tarifas eléctricas obedecen más al mecanismo de formación de precios de la electricidad. El mercado se rige por un esquema de subastas en donde pujan todas las tecnologías que despachan electricidad.


En primer término, pujan la nuclear y las renovables (eólica y solar) por ser las más baratas (tienden a “0”) y con el propósito de que entre toda la electricidad que producen en el mercado. Si no se satisface la demanda, en el sistema de subastas diarias, continua la termosolar, energía que si se puede almacenar y cuya cotización es mayor que las energías anteriores.


La lógica del mercado indica que entre menos se satisfaga la demanda, la tecnología que sigue, alcanza un mayor precio; de modo que al entrar la cuarta en la lista, la hidroeléctrica, el mercado está tan “caliente”, que los precios empiezan a cotizarse por encima de cualquier nivel previsible. No sólo eso, en virtud de que la energía hidroeléctrica se puede manipular, se echan a andar las turbinas hasta que el precio de la subasta sea lo más atractivo posible. Más que costo de oportunidad, en un entorno en donde el 96% de la generación está controlado por tres empresas, lo que existe es una clara manipulación del mercado. ¿Es legal?, sí; pero no deja de ser profundamente inmoral; más si como lo señala la ministra Ribera la explotación hidroeléctrica ha llevado a un vaciado de embalses y a una reducción de los caudales de los ríos. El atentado también es contra la naturaleza.


Al final, si todavía no se ha satisfecho la demanda, sigue la generación eléctrica mediante gas natural; que económicamente resulta poco conveniente. Las centrales térmicas que utilizan gas natural tienen que pagar por el combustible que queman (ha subido en 400% en el último año) y por emitir CO2 (se ha duplicado en 6 meses). Es decir, aun cuando es la energía con más alta cotización en el sistema de subastas diarias, los márgenes de utilidad son inferiores por los costos que se tienen que afrontar; a diferencia de la energía hidroeléctrica, cuyos costos son notablemente inferiores.


Es claro que cuando la ministra Ribera habla de falta empatía, se refiere a la carencia de afecto hacia los demás. ¿Cómo esperar que un usuario, que vive con el estrés de hacer pagos excesivos de luz, tenga la misma expresión que los dueños de las empresas, cuyas utilidades y movimientos accionarios al alza, los tiene con la sonrisa en los labios? Viven, en un mismo país, pero en situaciones diametralmente opuestas. ¿Sería prudente intervenir? Indudablemente que sí, porque los ciudadanos se encuentran indefensos, sin opciones para elegir, porque el mercado está dominado por tres empresas que seguramente concuerdan en intereses, lo que los hace alinearse en sus decisiones.


¿Debería desecharse el mercado? La respuesta en España es sí, porque la oposición sería contra uno que es profundamente imperfecto. El daño severo es que se puedan manipular los precios de un bien estratégico, como es la electricidad, en forma tan insensible que no se piense en el daño que se les hace a millones de consumidores o usuarios. La lógica de mercado para evitar que se presente semejante perversión estaría dada por la existencia de una masa crítica de oferentes. En teoría esa masa crítica nos permite concebir que los oferentes van a competir en precio, porque de no hacerlo quedarían fuera del mercado. En un mercado oligopólico, la sed de ganancia lleva a menguar, hasta hacer casi extinguible, la competencia.


¿Podemos pensar que las empresas deban tener empatía; es decir, hacer mover a los dueños o a los que las presiden al natural afecto hacia millones de congéneres? En términos de la teoría de la libre competencia, el mercado genera el equilibrio natural, sin importar empatías; pero humanamente el afecto que se busca debería ir más allá del propio mercado. Adam Smith, el padre de la ciencia económica, plantea en su Teoría de los Sentimientos Morales: “Por más egoísta que quiera suponerse el hombre, evidentemente hay algunos elementos en su naturaleza que lo hacen interesarse en la suerte de los otros de tal modo que la felicidad de estos le es necesaria, aunque de ello nada obtenga, a no ser el placer de presenciarla”.


¿Deberían sacar a las empresas privadas de la generación hidroeléctrica? Es casi imposible señalar hasta qué punto, pero no puede dejar de concebirse a la energía eléctrica como un bien que debe ser asequible hacia la sociedad y al bien que lo genera: el agua, como un derecho humano que sobrepasa infinitamente la dinámica de lucro de tres enormes empresas. ¡No!, España no es un ejemplo para seguir.


Una reflexión


El contexto mundial de la electricidad es complejo y los países tienen que aprovechar sus ventajas productivas para salir a flote. La reforma eléctrica en México se sustenta en un objetivo que parece ser poco cuestionable: “Garantizar precios justos para todos los mexicanos y cumplir el compromiso de no aumentarlos por arriba de la inflación”.


¿Es posible alcanzar este objetivo? Contamos con infraestructura hidroeléctrica en poder de una empresa sin fines de lucro, que nos puede garantizar abasto suficiente sin especulación. No es que se deje de aspirar a generar energía eólica o solar, pero veamos las ventajas de la energía hidroeléctrica:


1. Contribuye a contar un servicio energético asequible. El acceso a la electricidad va más allá de la disponibilidad o la conexión física; lo más importante es que los usuarios puedan pagar por este servicio. La generación hidroeléctrica ofrece una de las mejores alternativas tecnológicas por los bajos costos de operación y mantenimiento y su larga vida útil. Una vez edificadas las obras de infraestructura (las presas), el principal costo tecnológico es el de las turbinas que aprovechan la energía hidráulica para transformarla en electricidad.


2. Permite tener con un servicio energético fiable. Las centrales hidroeléctricas proveen energía firme al sistema eléctrico y cuentan con la capacidad de almacenar energía mediante embalses, esto permite proveer energía incluso en las temporadas secas; ello a diferencia de las energías solar y eólica, caracterizadas por su intermitencia.


3. Posibilita aumentar considerablemente la participación de energía renovable. De la energía renovable generada por las distintas fuentes en el mundo, la hidroelectricidad contribuye con más del 70%, muy lejos de otras como la solar o la eólica. Explorar su potencial de crecimiento es indispensable para cumplir la meta establecida en el Acuerdo de París, y mantener el aumento de la temperatura media anual dentro de los límites convenientemente establecidos. Debe enfatizarse que en las proyecciones mundiales, la hidroelectricidad continuará liderando en el abastecimiento de la electricidad con energías renovables.


4. La hidroelectricidad permite incrementar la eficiencia energética. El proceso de generación hidroeléctrico pueda alcanzar una eficiencia cercana al 90%, asociada a la conversión de la energía potencial del agua en energía eléctrica; en tanto que en el caso de tecnologías que utilizan combustibles fósiles, la eficiencia puede estar alrededor del 40% y con un costo directo asociado al combustible de la energía no aprovechada, que se convierte en CO2.


Luego, entonces, ¿para qué tanto brinco estando el suelo tan parejo? Contamos con infraestructura hidroeléctrica y con una empresa sin fines lucro, que nos garantiza que la electricidad continúe siendo un bien público a partir de dos principios inalienables:


Uno. Todos deben tener acceso a la electricidad, a riesgo de inhibir una fuente esencial para el consumo, la vida pública, la convivencia social y la continuidad operativa de las empresas.


Dos. La energía eléctrica no se puede concebir únicamente como una fuente de ganancia; es decir, sustenta el desarrollo social, por lo que se requiere de un suministro continuo y a bajo costo, dentro de una perspectiva de autosuficiencia de largo plazo.


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